Probablemente durante mi niñez fui a Disney un billón de veces, pero este viaje fue la mejor experiencia de todas. Fue justo la semana antes de las Vacaciones de Primavera (Spring Break), el año pasado. Estaba sentado en la oficina que tengo en casa, debatiendo en qué hacer en esa semana ya que no iba a trabajar y mi pequeño hijo tampoco iría a la escuela. Algo divertido, pensé. Tal vez ir al boliche? Pero justamente habíamos hecho eso en Septiembre. Tal vez ir a patinar en hielo? Demasiado pequeño. Tal vez vamos a Disney World? Perfecto!!
Compramos los boletos en línea y nos las ingeniamos para obtener Fast Passes y reservaciones para ir cenar. Habiendo tantos shows, atracciones y personajes que me encantaría que viéramos y conociéramos; me dediqué a planear nuestro día, hice una agenda con los horarios de los shows y los personajes, así como las horas y locaciones par ir a comer. A estas alturas yo era el más emocionado en mi casa. Inicialmente habíamos hecho planes para ir solo un día, sin embargo, la semana antes encontré un súper descuento para hospedarnos en Disney. De inmediato lo reservé y nos fuimos a quedar 4 días. Mi familia estaba más que emocionada, estábamos contando los días para ir !!!
Mientras hacíamos nuestras maletas y salíamos a Orlando,Fl. dejamos a nuestras mascotas con la tía de mi esposa, justo antes de llegar a la I4 (carretera federal que cruza de Tampa a Daytona, pasando por Orlando). En el momento en que vimos las “orejas” de Mickey Mouse asomarse a la distancia, todo fue alegría. Sabía que iba a ser un viaje increíble. Después de buscar un lugar para estacionarnos, llegamos a hacer nuestro registro en Animal Kingdom Lodge. Nos dieron nuestra habitación y fuimos a dejar las maletas. Mientras pasábamos por el lobby del hotel, notamos como todo estaba cuidadosamente decorado con detalles culturales y tradicionales propios de la cultura Africana. Había enormes estatuas y hermosos fondos para tomarse fotos. Estábamos en el cielo!
Esa primera noche nos relajamos y nos quedamos en el hotel, básicamente porque teníamos muchas cosas planeadas para el siguiente día. A la mañana siguiente, nos despertamos a las 6:30 am para estar en el parque a las 8 am y disfrutar esa “hora extra de magia”. Ya en el ferry hacia el parque, nuestro pequeño vio el “Castillo de Cenicienta”, su carita se iluminó y nos dijo “ahí está el castillo”! En ese momento me senté a su lado, con una gran sonrisa en mi cara. Llegamos a la entrada y probamos las “Bandas Mágicas” entramos al parque y en ese momento comenzó la diversión! Minnie Mouse, Pluto, y Marie (la gatita de Los Aristogatos), estaban en el centro del parque mientras íbamos entrando. A nuestra derecha, en el teatro estaba Mickey Mouse, mi favorito y por la calle un gran desfile: “Zip-a-Dee-Doo-Dah” (de la película Canción del Sur) justo frente a nosotros.
Primero fuimos a ver a Mickey, porque escuchamos que la línea, era relativamente corta. Entramos y solo había dos familias adelante de nosotros. Lo vimos y nuestras caras se iluminaron con alegría, emoción y pues bueno, algo de incredulidad. No lo podíamos creer! Por primera vez estábamos frente a Mickey Mouse en familia. Tenía mucho más significado esta vez a todas las anteriores. Mickey habló con nosotros un par de minutos, nos enseño unos trucos de magia y también a volar como Peter Pan. Nos tomamos muchas fotos con él, individuales y en familia. Observando las fotos, es cuando me acuerdo de ese día y la experiencia que compartimos, las risas, la emoción; obvio también esos treinta y tantos grados y nuestros “bronceados” en el sol de Florida justo en la Primavera. Nuestro pequeño habló con Mickey y le dijo cuánto le gustaba y que hasta el momento era su parte favorita del día. Este viaje lo recordaré toda mi vida, porque en este momento me siento completo. Al ver las sonrisas y escuchar las risas de mi familia, eso, me trae mucha alegría.